Al talento no se le puede cortar las alas. A continuación, recogemos, como ejemplo, tres proyectos protagonizados por tres mujeres norteamericanas que han sido publicados en un artículo de la sección cultural «Libros» de Times.
Cindy Spiegel, Julie Grau y Molly Stern trabajaban en sus sellos de dos grandes grupos editoriales y «la dinámica del mercado», junto con la deflagración covid, llevó a los dueños de aquéllos —«protegidos» por los famosos fondos de inversión— a reducir el número títulos por año. Así que ellas se vieron en la calle y decidieron abrir por sí mismas —con el apoyo de emprendedores culturales— puertas por las que entrar y re-situarse en la industria editorial y no lanzar por la borda ni sus años de profesión ni sus contactos del sector. Porque no hay que tirar la toalla a la primera de cambio.
«Son el tipo de mentes creativas que no buscan lo mismo que cualquier otro editor», apunta el agente literario Richard Pine. «Son refugiadas de la mayor editorial del mundo a quienes se les ha brindado la oportunidad de hacer las cosas de manera diferente».
Ellas tienes experiencia y, por lo tanto, cierta ventaja. Pero la actitud sirve para cualquier joven editor tocado por la creatividad y que desee buscarse la vida sin que la mala suerte lo acogote o tener que depender de papá Estado.