La editora de origen argentino nacida en Buenos Aires, en 1969, fue nombrada a primeros de 2020 directora literaria en una de las áreas más emblemáticas del grupo editorial Penguin Random House. Se trata del área Alfaguara, integrada por los sellos Alfaguara, Reservoir y Lumen. De este último —creado por Esther Tusquets y que la infatigable Silvia Querini mimó y engrandeció a lo largo de dieciséis años, entre 2002 y 2018—, María Fasce fue su responsable durante justamente un año; ella les llama «los libros de la mancha blanca», como le dice a Pablo Delgado, autor del blog ‘Farenheit 45’, del diario ABC.
«Apasionada, obsesiva y entusiasta, también perfeccionista e incansable, en Lumen estaba todo cuanto le había interesado como escritora, editora y lectora: desde Jorge Luis Borges hasta Doris Lessing, Hanna Arendt o Iris Murdoch», recogía Karina Sainz Borgo en la revista literaria digital Zenda.
María Fasce tiene un largo recorrido en el mundo del libro, desde la creación (es autora de relatos y de seis obras literarias, entre ellas, La mujer de la isla negra y La felicidad de las mujeres), pasando por la traducción (Proust, Mondiano…), el periodismo cultural, y algunos premios (Fondo Nacional de las Artes). También, por su continuado trabajo editorial en grupos como Emecé, Planeta, Santillana… Hay que decir, por tanto, que María Fasce conoce a fondo el terreno editorial, «quizá porque tengo un enorme respeto por cada aspecto de la edición». Una editora todo terreno que sabe ponerse en la piel de los demás con la exigencia creativa como objetivo.
Y aunque Fasce diga que «el mejor editor busca el anonimato y quien debe brillar es el autor», debemos apuntar que, como editora, por sus manos han pasado obras de autores de tanto relieve como John Banville/Benjamin Black, Joël Dicker, Pierre Lemaitre, Joyce Carol Oates o Lucia Berlin, autora esta última de Manual para mujeres de la limpieza, cuya adaptación al cine planea el icono del cine español —digan lo que digan sus detractores— Pedro Almodóvar.
Una autobiografía exprés
Entré en el mundo de la edición por puro azar, como suceden las mejores cosas. Había estudiado Letras en Buenos Aires y en Francia, era escritora secreta, periodista y traductora y en 1993 fui a entrevistar al escritor Abelardo Castillo: «En Emecé buscan un editor». «Yo no soy editora». «Lees muy bien, sabes cinco idiomas, ¿qué más se necesita para ser editor?» Para mi gran asombro, empecé a trabajar en la editorial mítica de Borges, Bioy Casares… Michael Crichton, Robin Cook, Sidney Sheldon. Editaba libros de no ficción, bestsellers y ficción extranjera.
Dejé Emecé para sólo escribir y traducir, hasta que mis informes de lectura para el Premio Planeta llamaron la atención de Willie Schavelzon —que sería primero mi jefe y luego mi agente— y me pidió ser editora de Planeta. Empecé editando libros de cocina y deportes y antologías de poesía para vender en quioscos, y terminé editando a Juan José Saer en Seix Barral.
De Planeta pasé a Alfaguara (para la que ya había traducido a Modiano y a otros autores), huyendo de una crisis amorosa aterricé en Madrid para editar la colección de clásicos que salía con El País. Me trasladé a Barcelona, donde trabajé como editora en Edhasa. Luego volví a Buenos Aires para ser la directora editorial del Grupo Norma (hoy disuelto) para el cono sur.
En 2008 regresé a Madrid para dirigir Alfaguara Internacional, llevé por un tiempo también la dirección de Taurus internacional, pasé a llevar la Dirección literaria de Alfaguara, y al retirarse Silvia Querini, en 2018, asumí la dirección de Lumen y Alfaguara Negra, la colección que yo había creado en el 2003 a partir de la publicación de Venganza de Benjamín Black/John Banville, y seguí llevando la edición de algunos autores de Alfaguara. En la actualidad soy directora literaria de Alfaguara, Lumen y Reservoir Books. En este largo camino tuve la suerte de descubrir a muchos autores, tan distintos y especiales como Lucia Berlin, Joël Dicker, Pierre Lemaitre, Carmen Mola, Karina Sainz Borgo o Sara Jaramillo Klinkert. MARÍA FASCE