La primera novela del periodista y presentador de televisión Oriol Nolis, titulada La extraña historia de Maurice Lyon (Suma de Letras), ha merecido el siguiente comentario de Enrique Vila-Matas: «Una novela tan enigmática como imaginativa y sin duda amable, de trama sorprendente, capaz de captar a lectores de todas las tendencias y estilos.
Después de leer la historia de Maurice Lyon, un coleccionista de arte de lo más especial, quisimos entrevistar a Nolis, quien no tuvo reparos en contestarnos a todo aquello que le preguntamos.
“No quisiera que la vida imitara al arte. Quisiera que la vida fuera arte”, de Ernst Fischer ¿Por qué escogiste esta cita para el comienzo del libro? Creo que hace referencia a uno de los temas de la novela: la disyuntiva entre la vida y el arte. Por ejemplo, hay quien queriendo hacer algo importante profesionalmente, incluso que le trascienda, se olvida de vivir, de sentir, de experimentar… Por contra, yo siempre he admirado a las personas capaces de convertir su propia vida en una verdadera obra de arte.
En un momento dado el protagonista comenta: “El valor del arte reside en su belleza. Poseer una obra de arte es como pretender ser dueño de una puesta de sol” ¿Qué opinas de tal afirmación? En el libro planteo una pregunta que me parece interesante: ¿Para disfrutar del arte hay que poseerlo? La respuesta que cada uno le dé manifiesta una actitud muy determinada ante la vida. Creo que la obsesión por acumular, por tener, es un pasaporte a la infelicidad.
¿Te parece que es posible que el lector sienta empatía por el protagonista de tu novela? Sin duda. Al principio, a ojos del lector, puede parecer que Maurice
Lyon es un personaje frío que actúa de un modo a veces totalmente incomprensible. Sin embargo, a medida que se van desvelando las claves de su vida se va entendiendo el origen de su retorcida personalidad: sus traumas infantiles, sus heridas… Mi reto como escritor ha sido crear un personaje ambivalente que despierte sentimientos contradictorios al lector. Siempre me ha seducido el magnetismo de personajes como el Patrick Bateman de American Psicho, el Frank Underwood de House of Cards o el Jean-Baptiste Grenouille de El perfume.
Precisamente tu novela recuerda en algunos aspectos a El perfume. ¿El best-seller de Patrick Süskind ha sido una de las obras en las que te has inspirado para tu primera novela? Se dice popularmente que “somos lo que comemos”. Yo añadiría que somos lo que leemos, viajamos, amamos y tantas otras cosas que dejan huella en nosotros. En mi novela hay mucho de lo que he leído, de lo que visto en cine pero también de lo que he vivido: sitios a los que he viajado, personas a las que he conocido… Me es difícil citar algún libro en concreto como fuente de inspiración, pero es verdad que La extraña historia de Maurice Lyon puede recordar un poco el descenso a los infiernos y la personalidad perturbada del propio Jean-Baptiste Grenouille. ¡Ojalá tuviera el éxito que tuvo Süskind con su novela!
Tu libro tiene números para que así sea: una historia original, una trama llena de sorpresas, unos personajes con muchos matices, sexo, crímenes… Es una de esas novelas que enganchan. ¿Cómo se consigue esto? Mi principal propósito a la hora de concebir La extraña historia de Maurice Lyon fue escribir el libro que a mi me hubiera gustado como lector. Me gustan los libros de lectura ágil. Me gustan los personajes complejos capaces de hacer las cosas más espantosas pero al mismo tiempo vulnerables y, sobretodo, me gusta que me sorprendan. Esta es la fórmula que he intentado aplicar a mi libro.
Donde se observa mucha documentación… En este sentido es un libro muy periodístico. He intentado tomarme muy pocas licencias literarias para que la historia sea lo más verosímil posible. Tanto los espacios por los que discurre la acción como las piezas artísticas que aparecen en el libro son totalmente reales así como gran parte de los hechos históricos que salen citados. El proceso de documentación fue laborioso pero también muy satisfactorio.
Barcelona es el escenario principal de la novela aunque la acción también transcurre en París, Londres e Ibiza. ¿Qué peso tiene en el libro la ciudad en la que naciste y en la que vives? Me apetecía mucho poder situar parte de la acción en los escenarios de mi propia vida como son las calles del Eixample, la plaza de Sant Felip Neri o los bares del Raval. El reto era ponerse en la piel de Maurice Lyon e imaginar como sería Barcelona a ojos de este joven parisino de clase alta instalado en la ciudad.
¿Eres un aficionado a visitar galerías de arte? Lo hago con frecuencia tanto en Barcelona como cuando viajo fuera. Para mi, una galería de arte es como un pequeño templo a pie de calle. Merece la pena entrar aunque sean diez minutos y contemplar las obras expuestas. Son, generalmente, espacios muy agradables y cuidados que también me han servido para ambientar la novela.
¿Qué opinión te merecen los coleccionistas? ¿Y, más concretamente, los coleccionistas de arte? A pesar de que el coleccionismo de arte puede ser visto como un hobby para ricos, la verdad es que desempeña un papel fundamental en el mundo del arte. Gracias a la tenacidad y conocimiento de personas que a lo largo de los siglos han invertido grandes fortunas en comprar arte hoy podemos admirar algunas de sus mejores colecciones en museos accesibles para todos. Mi novela no pretende ser en ningún caso una crítica al coleccionismo sino una reflexión sobre el afán por poseer. Hay muchas formas de poseer una obra de arte pero solo una que te asegure que será tuya para siempre.
Esta novela es muy visual. ¿Te gustaría que llevarla al cine? Supongo que se nota que soy un gran aficionado al cine y que muchas escenas las visualizaba en mi cabeza una y otra vez como si de una película se tratara antes de escribirlas. ¡Me encantaría en un futuro ver a Maurice Lyon en la gran pantalla pero por ahora cada lector deberá ponerle cara por su cuenta!
Otra cuestión. Hace un tiempo, en otoño de 2014, saliste súbitamente del Telediario Fin de Semana. ¿Cómo ha transcurrido tu vida desde entonces? En lo profesional, he regresado a TVE Catalunya donde he moderado El Debat de la 1 y esta temporada presento la edición fin de semana del informativo territorial. En lo personal, he recuperado mi vida en Barcelona y ¡he dejado de vivir en el AVE! Eso me ha permitido encerrarme en mi casa muchos días para terminar el libro. Todas las etapas profesionales tienen cosas buenas, es mejor verlo así…
¿Siempre quisiste ser escritor? He sido muy lector y siempre me ha gustado escribir, pero hasta ahora no me sentía preparado para dar el paso y publicar. Tengo un gran respeto por la Literatura y también cierto pudor. En el fondo, cuando escribes pones mucho de ti y dejar que te lean es un poco como dejar que te desnuden.
Tu salida del Telediario así como la presentación en sociedad de tu pareja en la gala de la Fundación Lucha contra el Sida pocas semanas después tuvo una gran repercusión especialmente en los medios dirigidos al público gay. ¿Te sientes comprometido con el colectivo gay? Personalmente no creo que haya hecho nada excepcional, salvo intentar vivir mi vida personal y profesional con coherencia y honestidad y por supuesto que me siento comprometido con todas aquellas personas que han luchado y luchan por los derechos del colectivo LGBT.