“El agente tiene que saber escuchar. Un intermediario puede no responder
a los mails, un agente no”. Willie Schavelzon
En nuestra entrada Las agencias literarias o los “cazadores de la literatura” escribimos sobre la importancia de los agentes literarios en la industria editorial. Sosteníamos que son —en gran parte— la columna vertebral de toda la cadena de producción del libro, pues su misión fundamental es la difusión de la literatura de autores (vivos y fallecidos, en nombre de sus herederos) y maximizar su alcance a nivel internacional.
En esta ocasión retomamos el tema al encontrarnos con la entrada El agente literario ¿un simple intermediario? de Guillermo Schavelzon, en la que menciona que existe un desconocimiento de la labor y función real del agente si se afirma que su misión no va más allá de ser un intermediario entre el autor y el editor.
En su artículo, Schavelzon menciona el sinnúmero de tareas que desarrolla el agente literario. Además de ser el guía literario del autor, es su asesor legal y fiscal, entre otras cosas. Resumiendo los que nos comenta Schavelzon, algunas de las funciones del agente literario son las siguientes:
- Asesora al autor y le garantiza que el acuerdo alcanzado con la editorial, para la publicación de uno o varios libros, es el mejor posible. Lo blinda para en el contrato no le exijan que entregue a la editorial su próximo libro y le otorga la libertad de decidir sobre su obra. Evita las cláusulas de renovaciones automáticas y mira con lupa qué formatos de publicación se contemplan, para obligar a la editorial a comprometerse a su explotación. Muchos editores se aprovechan de la ingenuidad del autor y de sus ilusiones para incluir cláusulas abusivas en los contratos de edición.
- El agente trabaja con el autor durante meses o años en la escritura de sus libros; lee fragmentos, hace sugerencias, propone títulos, lo apoya en sus momentos de bloqueo. Se crea así una relación personal entre autor y agente, pues, como dice Schavelzon sabe escuchar “Cuando los amigos y la familia ya están agobiados y dicen ‘basta, por favor’. ¿Con quién podría un escritor hablar de estas cosas, si no es con su agente?”.
- El agente busca la editorial que literariamente aporte más al autor, no necesariamente la que le ofrezca el mayor anticipo o el tiraje más alto de ejemplares. Sabe guiar al autor, porque “no todo lo que brilla es oro”.
- El agente se encarga de las gestiones administrativas. Recibe las liquidaciones de las editoriales, las revisa y pide correcciones si es necesario. Todo con miras a proteger las finanzas del autor. Le evita sumar, restar, multiplicar y dividir para entender, medianamente, cuánto le corresponde en realidad y si sus ventas van bien o mal.
¿Os han quedado dudas sobre si el agente literario es un simple intermediario? Pueden leer en este link el artículo completo de Guillermo Schavelzon. Él sabe muy bien de lo que habla. https://goo.gl/e6LNns.