Los autores y críticos literarios Francisco Solano, Pilar Adón, Ignacio Martínez de Pisón, Iban Zaldua, Giulia Alibrico y Nubia Barros explicaron a Territorios de El correo cómo fue su primer contacto con los libros. Empezaron leyendo tebeos y luego saltaron a Baudelaire, Joyce, Tosltói, Dostoievsky y cuentos escogidos de la tradición rusa y nórdica. Aquí, un breve resumen:
FRANCISCO SOLANO
« [… ] Era un lector indiscriminado y voraz hasta que cayó en mis manos ‘Las flores del mal’, de Baudelaire, enaltecimiento de la hermosura de lo sórdido, y luego ‘Retrato del artista adolescente’, de Joyce, la epifanía de la belleza, la conciencia de no ser hipócrita. Poesía y prosa, la literatura como arte. Tenía catorce años. Desde entonces estoy confinado en esa ‘maldita felicidad’».
PILAR ADÓN
« […] El primer autor al que recuerdo haber admirado enormemente fue Turgueniev. Leí ‘Primer amor’ y ‘Humo’ en unas vacaciones, en una edición de Bruguera que regalaban con un tebeo, y aquel fue el primer libro que me hizo llorar de pura emoción. Leer era lo que más me gustaba hacer, y en eso no he cambiado. Me apartaba de manera voluntaria para poder leer. Me metía en mi habitación, me sentaba en el suelo, y leía durante horas. Un día tras otro. Estoy segura de que lo que leí y cómo lo leí, encerrada, disfrutando intensamente de cada rato de lectura, determinó mi manera de escribir y mi manera de ver el mundo».
IGNACIO MARTÍNEZ DE PISÓN
« […] Pero el descubrimiento de ‘lo literario’ me llegó gracias a Valle-Inclán. Mi abuelo materno era carlista y en su biblioteca encontré la ‘Trilogía carlista’ de Valle. En cuanto empecé a leer esas tres novelas cortas tuve la sensación de que aquello era algo nuevo, distinto, superior. Sencillamente, era arte».
NURIA BARRIOS
« […] Mis padres se hicieron del Círculo de Lectores y los hijos, sobre todo mi hermana mayor y yo, formamos una República Lectora. Nosotras elegíamos los libros y nosotras fuimos llenando los estantes vacíos con Tosltói, Dostoievsky, Stendhal, Conrad, Pearl S. Buck, Hemingway, Cela, Umbral, Mario Puzo, Laforet, Daphne du Maurier […]
Un libro es un umbral: lo abres y te adentras en otro espacio, en otro tiempo. El umbral es un espacio mágico, al cruzarlo el sonido se amortigua, la respiración se aquieta. Yo era una lectora apasionada: cuando nos ordenaban apagar la luz del dormitorio, me levantaba de la cama y me sentaba en otro umbral, el de la puerta, para leer a la luz del pasillo».
IBAN ZALDUA
«Enseguida llegaron los tebeos, un ritual de compra en la librería de barrio que se repetía una vez al mes…cuando volví a leer las tiras de Schulz, concluí que era imposible que entendiera el humor, de aquellas historietas, y creo que eso da una buena pista cuando nos planteamos qué tipo de lecturas fomentan el gusto por la literatura: las supuestamente fáciles ‘adaptadas’ a la edad del niño, o aquellas que, pese a que quizá el joven lector no llegue a comprender del todo, lo empujan un peldaño o dos por encima de sus posibilidades».
GIULIA ALBRICO
«Leer era echar a volar, aislarme del mundo, pero, al mismo tiempo, aprender a verlo y comprenderlo mejor. Leía en todas partes: en los trenes, en las salas de espera de las estaciones, en mi dormitorio echada en la cama, en el mar, de pie, sentada, tumbada, boca abajo».