Ahora que se proyecta en los cines Genius (El editor de libros, en España), o se puede descargar a través de una plataforma legal, conviene dar un vistazo a la historia del uno de los editores de leyenda en la literatura norteamericana del siglo XX. Un tipo con olfato y valentía. Un trabajador incansable. Como apunta Francia Fernández en la revista La Nación: “Se le considera el arquetipo del editor consumado. Y con razón. Maxwell Perkins, el legendario descubridor de F. Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway y Thomas Wolfe, no sólo tenía un don para inspirar a sus autores y sacar lo mejor de ellos, sino que también los ayudaba a estructurar sus libros y a pensar títulos, al tiempo que los escuchaba y les prestaba dinero”.
La película que recrea su figura (interpretada por Colin Firth) junto a la de Thomas Wolfe (Jude Law) revive la relación entre magnífica y tortuosa de ambos personajes. En ella, muchas cosas del oficio de editor no han cambiado en esencia desde los años veinte, al menos las de calado humano, y eso creemos que resulta siempre relevante, independientemente de que se considere al film más o menos acertado en su poética cinematográfica.
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